derribando mitos sobre abuso sexual en niñxs y adolescentes /1

Les cuento que con respecto a este tema hay una diversidad de frases que pueden catalogarse como falsas. Son creencias que habitualmente circulan en la sociedad y que perjudican directamente a los niñxs y adolescentes. Les dejo algunas de ellas.

MITO: «Los NNyA que han sufrido abusos sexuales son agresores sexuales en su vida adulta».

REALIDAD: Solamente una proporción de los NNyA que fueron abusados sexualmente y no recibieron tratamiento adecuado deviene agresor sexual. Este mito es fuertemente estigmatizante para las víctimas –en particular, para los varones- y tiene una complicación: incrementa la tendencia de las víctimas a mantener el secreto, aún al llegar a adultos, por el temor a ser vistos como agresores sexuales.

MITO: «Los abusos sexuales ocurren contra NNyA en familias con menores recursos».

REALIDAD: Ocurren sin distinciones en todos los estratos socioculturales. El mito se explicaría por la existencia de un subregistro estadístico de los casos que afectan a los niveles socioculturales más acomodados, ya que suelen denunciarse aún menos que el resto.

MITO: «Los agresores son personas aisladas socialmente que tienen un perfil de personalidad específico y algún tipo de enfermedad mental o perversión».

REALIDAD: Cualquier persona puede ser un abusador. Es necesario desterrar el mito de que quien comete un acto de abuso sexual contra NNyA tiene una estructura de personalidad anormal o pervertida. La realidad es que los agresores pueden ser tanto varones como mujeres, heterosexuales u homosexuales, neuróticos, psicóticos, perversos o seniles. No existe un perfil de personalidad específico ni test que detecten o excluyan a quien agredió sexualmente a un niño. Los agresores son personas que se encuentran en nuestro entorno: padres, abuelos, tíos, vecinos, docentes, amigos. Circulan en la sociedad y pasan desapercibidos porque su conducta social (lo que se ve) no muestra su conducta sexual (aquello que no se ve).

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